Una figura de menos de medio metro de altura, nos presenta la imagen de un hombre de unos 30 años mirando fijamente el horizonte con una tablilla o pedazo de papiro en sus piernas y algún instrumento en su mano derecha para escribir sobre ella.
Esta obra de cerámica tiene tres colores básicos: negro para la base, el cabello y el contorno de sus ojos, durazno para la piel y beige para la tablilla o papiro. Es muy claro que estos pigmentos se han ido desgastando producto del paso del tiempo y del poco cuidado que se tuvo
.
Esta antigua obra me povoca una exraña sensación de interés y curiosidad al ver que, como ya lo mencioné anteriormente, el personaje observa fijamente el horizonte, como si estuviera atento a cualquier cosa que tuviese la importancia suficiente para escribirla.
Elegí esta figura porque valoro mucho la preservación del conocimiento a través de las generaciones, actividad y objetivo primordial de los antiguos escribas.