jueves, 21 de febrero de 2013

Barroco y contrarreforma. Michele Méndez


En la Alemania del siglo XVI surge un movimiento religioso cristiano que llevó a la iglesia católica a una división mediante la cual se formaron otras iglesias bajo el nombre de protestantismo, este movimiento discordante fue encabezado por Martín Lutero, un monje agustino que ingresó a la orden en 1507 y se convirtió en un experto en la Biblia y en escritores cristianos medievales.

Para ese entonces Alemania y Roma vivían en constantes contiendas por la supremacía en asuntos temporales y terrenales; surge un conflicto, detonante de esta reforma, el cobro de las indulgencias, cosa que en Alemania no se aceptó de la mejor forma. Ante esta acción de la iglesia, Martín Lutero elaboró sus 95 tesis en las que exponía por qué las indulgencias no debían ser cobradas y que la salvación se iba a dar por la propia fé.

Un artefacto clave en la reforma, fue la imprenta, gracias a ésta, las 95 tesis de Martín Lutero se expandieron muy velozmente a lo largo de Alemania y surgió esta nueva iglesia: La iglesia Luterana.

Pronto muchos nobles y a lo largo de Europa, el Luteranismo fue tomando fuerza debido a sus aseveraciones acertadas.

Ante tal auge de este nuevo movimiento, se convoca al concilio de Trento, cuyas sesiones duraron 17 años, en este concilio se tocaron ciertos puntos que debían ser cambiados en la actual iglesia católica, estos puntos son:

Rechazo a la idea de la Biblia como fuente única de doctrina (son de igual importancia la Sagrada Tradición apostólica y el Magisterio de la iglesia Católica que junto con la Biblia hacen parte del único depósito de la fe).
La salvación es por gracia de Dios mediante la fe y las obras juntas (Decreto de la justificación).
La Eucaristía se definió dogmáticamente como la consagración del pan en el cuerpo de Cristo y del vino en su sangre, que renueva mística y sacramentalmente el sacrificio de Jesucristo en la cruz.
La veneración a las imágenes iconográficas y a las Reliquias, muchas de ellas vinculadas al culto cristiano de María como virgen y a los Santos fueron confirmadas como práctica cristiana, junto a la existencia del Purgatorio. Esto tendría una enorme importancia en el desarrollo del arte en las iglesias católicas europeas, el llamado arte barroco será la expresión artística de la Contrarreforma Católica, con gran abundancia de imágenes para atraer al hombre común a la fe católica.
A esto se le llamó contrarreforma y toca uno de los puntos de mayor interés para el arte. El uso del Barroco para atraer a la gente a la cristiandad.

El arte barroco, principalmente en pintura y escultura, tuvo como función difundir el credo católico entre la gente común. Su intención fue introducir al fiel a los misterios de la fe a través de los sentidos y mostrarle la gloria celestial a la cual podía aspirar.

La expresión artística barroca se caracteriza por sus formas atractivas y su temática exclusivamente religiosa. En estas obras se crean ilusiones de espacio, contrastes de color, de luz y sombra, y diversos artificios visuales que atrapan la mirada y la sensibilidad del espectador. Dentro de la arquitectura se destaca Lorenzo Bernini y en la pintura la obra de el Caravaggio y de Rubens.

El triunfo de este estilo artístico dominó buena parte del siglo XVI y se extendió por los países católicos europeos, así como por el Nuevo Mundo porque España, el país católico más poderoso y más fervientemente religioso, acogió de inmediato el estilo barroco y lo llevó a sus colonias americanas.

Así fue como de manera recíproca, la iglesia católica fue apoyada o por el barroco, y gracias a las mecenas y al gran poderío de la iglesia, el barroco tuvo un impulso espectacular y una extensión a lo largo de Europa y algunas partes del mundo

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